Una historia de sostenibilidad
La ciudad de Wienerberg es un barrio relativamente nuevo de la capital austriaca caracterizado por sus modernos rascacielos. Uno de ellos es Monte Verde, un rascacielos de apartamentos. El acabado cerámico de los lados más largos le confiere cierta presencia, cierto aspecto. El edificio se terminó en 2004, pero la razón por la que ha vuelto a ser tema de conversación en esta zona densamente urbanizada es la calidad de vida ejemplar y la sostenibilidad que se sigue consiguiendo después de 18 años en un entorno urbano gracias al material de construcción ecológico utilizado en las fachadas.
Monte Verde es un edificio verde intenso que se eleva 77 m hacia el cielo. Sus 27 plantas están situadas en uno de los puntos más altos de Viena, en el distrito de Wienerberg City, muy cerca de la zona recreativa del mismo nombre. Esta torre residencial de 188 apartamentos se terminó de construir en 2004. El llamativo aspecto de los lados más largos orientados al este y al oeste se debe a las fachadas de cerámica suministradas por Agrob Buchtal en un color verde hecho a medida especialmente por el especialista en cerámica para los arquitectos. "El color representa la naturaleza, la frescura y la vida, y tiene un efecto tranquilizador y positivo", explica el arquitecto de la torre, Albert Wimmer, "y, visto en el contexto del conjunto de rascacielos de este emplazamiento, adopta una postura elegante", que incluye las torres gemelas de cristal de 127 y 138 m de altura. Albert Wimmer incorporó su transparencia diseñando los estrechos lados norte y sur de la torre Monte Verde como fachadas de cristal de doble piel con logias y balcones.
El propietario, la cooperativa de viviendas "Wien-Süd", sólo tiene que limpiar las estrechas fachadas de cristal. Los paneles cerámicos de Agrob Buchtal emplean la tecnología Hytect, que no sólo reduce los costes de explotación, sino que también es ecológica y sostenible, porque no se necesitan limpiadores químicos para mantener limpios los paneles cerámicos. Funciona de la siguiente manera: Se queman nanopartículas de óxido de titanio en la superficie cerámica a altas temperaturas. El óxido de titanio funciona como un catalizador que inicia una reacción entre la luz, el oxígeno y la humedad del aire en cuanto las baldosas se exponen a la luz solar. El oxígeno activado de este modo descompone microorganismos como bacterias, moho, algas, musgo o gérmenes e impide su crecimiento. Y como las baldosas Hytect también son hidrófilas, el polvo, la suciedad y otras partículas se lavan de la fachada cada vez que llueve. Así que se limpian solas. Además, la fotocatálisis reduce los óxidos de nitrógeno y otros contaminantes emitidos por el tráfico o la industria. Esto es bueno para el clima urbano, sobre todo en una ciudad muy urbanizada como Viena.
"Incluso después de 20 años, la fachada verde parece nueva, sigue siendo fresca y limpia y confiere a toda la estructura un aspecto de gran clase", afirma Albert Wimmer. Benedikt Hartmann, de la cooperativa de viviendas "Wien-Süd", lo confirma: "Las baldosas cerámicas siguen en un estado excelente. Por ejemplo, un desbordamiento del tejado plano provocó depósitos de cal, que se limpiaron fácilmente tras la instalación de una bajante de aguas pluviales. El color tampoco ha cambiado: "A lo largo de los años ha habido que renovar algún que otro panel cerámico", explica el Sr. Hartmann, "y los paneles de repuesto, que se guardan en un cuarto oscuro del sótano, no se distinguen de los originales".
Por cierto, la combinación de colores en el interior del edificio también es verde: "La torre residencial está impregnada de espacios verdes interiores en forma de atrios", explica Albert Wimmer. Y dentro de esta estructura también hay jardines para disfrutar. Además de los servicios comunes, que en algunos casos se extienden por más de una planta, también hay varias zonas de ocio, incluida una piscina climatizada con energía solar en la azotea, desde donde hay vistas a las amplias extensiones de la Cuenca de Viena.
